lo que no es.
No sé de qué se trata.
Si de las pequeñas pecas bajo tus ojos marrones que hacen que me pierda en un laberinto del que no sé salir.
Si es la manera en que te mueves para acomodarte cuando estamos tumbados juntos en el mismo sofá viejo descolorido.
Si es cuando tu risa te ataca y te inclinas hacia delante para romperte en carcajadas.
Si es el modo en el que tocas con tus pequeños dedos la palma de mi mano áspera.
Si son tus canciones de pop anticuado del 2004.
O siquiera si es tu dulce voz preguntando si esta vez estoy bien.
Te tengo metida en la memoria mientras fumo otro cigarro en la ventana de este escuchimizado apartamento. También cuando estoy en el trabajo y por el megáfono suena tu canción favorita de Leiva y sobretodo por las noches cuando trato de dormir y tu imagen aparece apartando cada pensamiento, haciéndome olvidarlo como si estuviera ya harto de alcohol tratando de no recordar.
Pero tu olor me sigue embriagando más que cualquier bebida destilada.
Y quiero alejar de mí el pensamiento de lo que haría si estuvieras aquí conmigo, aunque cuando te tengo delante parezco el espécimen más estúpido de la faz de ls tierra.
No es lo que parece cuando te evito y mucho menos cuando trato de aparentar delante de ti que no me mata el hecho de que no todo te importa de la manera en la que me lo tomo yo. Porque me lo tomo muy a pecho, y mis amigos bien saben de eso.
Pero no me conviene quedarme y aguantar porque todo en ti me consume y tu perfume me resulta igual de perjudicial que el humo de mi tabaco.
A la larga tú también vas a acabar conmigo, despegando cada trozo de corazón y aplastandolo entre tus dedos.
Y puede que probablemente sea lo único que necesite que pase ahora.
Si de las pequeñas pecas bajo tus ojos marrones que hacen que me pierda en un laberinto del que no sé salir.
Si es la manera en que te mueves para acomodarte cuando estamos tumbados juntos en el mismo sofá viejo descolorido.
Si es cuando tu risa te ataca y te inclinas hacia delante para romperte en carcajadas.
Si es el modo en el que tocas con tus pequeños dedos la palma de mi mano áspera.
Si son tus canciones de pop anticuado del 2004.
O siquiera si es tu dulce voz preguntando si esta vez estoy bien.
Te tengo metida en la memoria mientras fumo otro cigarro en la ventana de este escuchimizado apartamento. También cuando estoy en el trabajo y por el megáfono suena tu canción favorita de Leiva y sobretodo por las noches cuando trato de dormir y tu imagen aparece apartando cada pensamiento, haciéndome olvidarlo como si estuviera ya harto de alcohol tratando de no recordar.
Pero tu olor me sigue embriagando más que cualquier bebida destilada.
Y quiero alejar de mí el pensamiento de lo que haría si estuvieras aquí conmigo, aunque cuando te tengo delante parezco el espécimen más estúpido de la faz de ls tierra.
No es lo que parece cuando te evito y mucho menos cuando trato de aparentar delante de ti que no me mata el hecho de que no todo te importa de la manera en la que me lo tomo yo. Porque me lo tomo muy a pecho, y mis amigos bien saben de eso.
Pero no me conviene quedarme y aguantar porque todo en ti me consume y tu perfume me resulta igual de perjudicial que el humo de mi tabaco.
A la larga tú también vas a acabar conmigo, despegando cada trozo de corazón y aplastandolo entre tus dedos.
Y puede que probablemente sea lo único que necesite que pase ahora.
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