Una feria albergada en mi interior.
Siempre supe que tu partida nublaría mi vista y me rompería el corazón en mil pedazos. Que las ganas de querer respirar aire fresco o de ver a mis amigos o simplemente de pasarlo bien se convertirían en nulas.
Es en este punto cuando verdaderamente confirmo que me enamoré perdidamente de ti, haciendo caso a mis amigos de que era mejor tirarme de cabeza a la tómbola y ver si me llevaba el premio que quedándome fuera mirando, como un espectador más que no se ha atrevido a comprar la papeleta.
Así es, entraste de lleno en mí.
Y tras más alegrías y disgustos que tiempo, he alcanzado la cuesta final de la montaña rusa y ahora toca que me baje.
Siempre contemplé la opción de que todo terminara en nada a pesar del viaje, pero eso no ha hecho que me duela menos.
Y me gustabas tú, con todas tus virtudes a pesar de tus defectos.
Y me gustaban tus amigos a los que ya sentía como los míos.
Me gustaba tu alrededor, tu situación, tus ideales.
Lo que ya venía contigo y lo que con el paso del tiempo creaste.
Cómo eras predeterminadamente y lo que tú has elegido ser.
Pero a fin de cuentas, me he quedado sin la atracción principal.
Y lo siento tanto por mí.
Lo peor de todo era que me hiciste creer que estaba en obras cuando realmente lo que estaba haciendo era cerrar definitivamente, quitando cada asiento y olvidando cada luz de neón como si nunca jamás se hubiera posicionado en algún asa.
¿Esperabas que me quedara callada?
¿Cómo osaste a mentirme y a cerrar todo frente a mí, sin tener en cuenta siquiera si yo quería dar un último viaje?
¿Por qué tú, mi atracción favorita, desapareciste sin decir adiós?
¿Por qué prometiste volver al año siguiente sólo para no hacerme daño con el adiós definitivo?
¿Tan poco he resultado para ti como pasajera?
De todos modos y al final, por mucho que yo posea esta feria, te has marchado. Y por si no lo sabes, eso hace que el resto de las atracciones estén en descontrol.
Sólo te pido que me perdones si me he movido demasiado en tus asientos y sobretodo que me disculpes por haberme tomado tan en serio las curvas.
Siempre voy a echarte de menos.
Es en este punto cuando verdaderamente confirmo que me enamoré perdidamente de ti, haciendo caso a mis amigos de que era mejor tirarme de cabeza a la tómbola y ver si me llevaba el premio que quedándome fuera mirando, como un espectador más que no se ha atrevido a comprar la papeleta.
Así es, entraste de lleno en mí.
Y tras más alegrías y disgustos que tiempo, he alcanzado la cuesta final de la montaña rusa y ahora toca que me baje.
Siempre contemplé la opción de que todo terminara en nada a pesar del viaje, pero eso no ha hecho que me duela menos.
Y me gustabas tú, con todas tus virtudes a pesar de tus defectos.
Y me gustaban tus amigos a los que ya sentía como los míos.
Me gustaba tu alrededor, tu situación, tus ideales.
Lo que ya venía contigo y lo que con el paso del tiempo creaste.
Cómo eras predeterminadamente y lo que tú has elegido ser.
Pero a fin de cuentas, me he quedado sin la atracción principal.
Y lo siento tanto por mí.
Lo peor de todo era que me hiciste creer que estaba en obras cuando realmente lo que estaba haciendo era cerrar definitivamente, quitando cada asiento y olvidando cada luz de neón como si nunca jamás se hubiera posicionado en algún asa.
¿Esperabas que me quedara callada?
¿Cómo osaste a mentirme y a cerrar todo frente a mí, sin tener en cuenta siquiera si yo quería dar un último viaje?
¿Por qué tú, mi atracción favorita, desapareciste sin decir adiós?
¿Por qué prometiste volver al año siguiente sólo para no hacerme daño con el adiós definitivo?
¿Tan poco he resultado para ti como pasajera?
De todos modos y al final, por mucho que yo posea esta feria, te has marchado. Y por si no lo sabes, eso hace que el resto de las atracciones estén en descontrol.
Sólo te pido que me perdones si me he movido demasiado en tus asientos y sobretodo que me disculpes por haberme tomado tan en serio las curvas.
Siempre voy a echarte de menos.
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