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Mostrando entradas de 2018

Una feria albergada en mi interior.

Siempre supe que tu partida nublaría mi vista y me rompería el corazón en mil pedazos. Que las ganas de querer respirar aire fresco o de ver a mis amigos o simplemente de pasarlo bien se convertirían en nulas. Es en este punto cuando verdaderamente confirmo que me enamoré perdidamente de ti, haciendo caso a mis amigos de que era mejor tirarme de cabeza a la tómbola  y ver si me llevaba el premio que quedándome fuera mirando, como un espectador más que no se ha atrevido a comprar la papeleta. Así es, entraste de lleno en mí. Y tras más alegrías y disgustos que tiempo, he alcanzado la cuesta final de la montaña rusa y ahora toca que me baje. Siempre contemplé la opción de que todo terminara en nada a pesar del viaje, pero eso no ha hecho que me duela menos. Y me gustabas tú, con todas tus virtudes a pesar de tus defectos. Y me gustaban tus amigos a los que ya sentía como los míos. Me gustaba tu alrededor, tu situación, tus ideales. Lo que ya venía contigo y lo que con el paso...

Cuestiones de hechos y palabras verdaderas y falsas.

Una vez me dijeron que lo que importan son los hechos, que las palabras se las lleva el viento.  No pude entenderlo, sinceramente. A fin de cuentas, lo que importa es la intención, ¿no? ¿Qué más da si es mediante palabras o hechos? La semilla de la decisión ya está sembrada en el corazón.  Años después ,y a base de caídas, he logrado comprender que llevaban razón.  Que la palabrería nos llena los oídos de esperanza, pero las acciones son lo que verdaderamente queda cuando no tenemos a qué agarrarnos para seguir aguantando.  ¿De qué vale, a fin de cuentas?  ¿Es sólo para vivir a base de mentiras bonitas que hacen que siempre nos quedemos un poco más cuando ya no hay razones para continuar? ¿Para no romperle el corazón al otro con la tajante verdad para evitar ver cómo le hacemos daño al contársela? ¿Es entonces la verdad una bala en el pecho y la mentira la sombra de un espejismo en el desierto? Y aún más profundo. ¿Son los hechos l...

El héroe que nadie quiere que seas.

Nadie te pidió que asumieras el papel de héroe que nos salvaba a los dos. Nadie te dio permiso para mirar por el bien de todos. Y aunque a nadie le parezca bien lo que estás haciendo, continúas actuando de algún modo. Quizá lo que no sabes es que sólo sabes actuar mal. O igual no te importa porque puede que incluso únicamente mires por tu propio bien, construyendo los cimientos de tu castillo (robándome mis ladrillos). La cuestión verdaderamente es si algún día dejarás de tirarme mis propias piedras. ¿Dejarás algún día de hacer daño? Y la cuestión es que ya no te veo tan inocente, porque siembras el mal pero luego ocultas las manos tras la espalda, confundiéndonos a todos, puede que incluso a ti mismo. Ya no hay trasfondos ni justificaciones de tu comportamiento. Eres el único culpable.

Lo que no quiero sentir.

Creo que esta vez es la primera que no estoy equivocada. La primera vez de muchas en tantos meses. Estoy segura de que ya no tendré pensamientos erróneos ni sentimientos que no tocan.  Y aunque debería alegrarme el hecho de que por una vez estoy en lo correcto, no lo hago. La razón de ello es el motivo por el que no estoy en lo equívoco.  Tú no me echas de menos. Puedo garantizar que no lo haces.  Me has venido buscando muchas veces y sé que esta debería ser yo pero simplemente no puedo.  Necesito escapar de ti, aunque en el fondo no sea lo que quiero.  Siempre me he empeñado en que no quería que te convirtieras en recuerdos, ni que nuestra probable relación pasara a llamarse ''lo que pudo haber sido y no fue''. Y sé que debería ignorar esta tormenta que me está sucumbiendo pero simplemente no puedo escapar de ello. Los rayos ya me han alcanzado. Y me han partido en muchos pedazos.  Sé que te has cansado.  Pero no podemos hacer como si n...

Todo lo que estos meses me han hecho sentir (y las circunstancias y tú, también).

He tratado alejarme innumerables veces, siempre terminando en el mismo punto donde antes me situaba. He derramado lágrimas en cada lugar, siempre siendo tú la razón.  He roto esquemas y hecho imposibles.  He sentido seguridad. Una tan prominente que nadie podría romper, una que sólo me llevaba hacia ti para recuperarte. He sentido miedo, tanto de perderte como de ganarte. He sentido dolor tras tus partidas y venidas.  He muerto y resucitado con tus palabras. He sido creyente. He visto a la luna esconderse mientras charlaba contigo. Y al sol desaparecer cuando nos dábamos las buenas noches. He estado equivocada mucho tiempo, creyendo ver sombras donde la luz estaba prendida. He estado envuelta en niebla por nuestras confusiones. He bailado con la alegría y cantado canciones de amor, todas dedicadas a ti. He estado feliz. He estado decepcionada. He estado rota, sin ganas de nada.  He estado odiándote. Y he estado amándote.  He est...

Vacío.

Creo que nunca he sentido tanta impotencia por algo. Siempre he sido de luchar hasta el final, haciendo lo imposible para llegar hasta donde he querido y es por eso que, ahora que he hecho todo lo que estaba en mi mano para que esto sucediera y ver cómo mis esfuerzos han resultado en vano, siento desesperanza. Te he escrito tantas cartas que ya no sigo la cuenta, la gran mayoría en papeles perdidos. Y aún después de verter todas mis palabras en ti y aún después de pasar noches enteras pensando en tu recuerdo, todo ha acabado así. De todos modos ni siquiera me atrevo a decir que se ha acabado, porque, como muchas veces ya he dicho, contigo nunca sé donde se sitúa el final. Te has alejado y hecho aprecio tantas veces, todas tan contradictorias, que creo que realmente no sabes controlarte a pesar de dejarme claro aquel día que no querías hacerme más daño y que por eso era mejor olvidar el aura que tantos meses nos había rodeado.  Releo tus palabras de aquellas madrugadas de verano...